Popol Vuh 2
Concepto extraño presente en todas las cosmogonías:
"Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo. Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía. No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión. No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia. Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban."
Extraña inmovilidad en la que el "formador" Gucumatz estaba en el agua "rodeado de claridad". Es decir, existia todo, pero en un estado de letargo. Antes del "inicio", tenemos que encontrar un estado previo, de calma, de paz. Lo que define a la existencia es el movimiento. El universo anterior a la "creación" es energía potencial. De algún modo, la creación es un gesto, un movimiento. No hay existencia, hay transferencia, desplazamiento de partes. En ese contexto no hay tierra: sólo mar y cielo. Los dioses viven sumergidos, silentes y dormidos en ese mar primigenio, en el que previsiblemente tampoco hay peces, a no ser que los propios dioses sean peces. De algún modo Gucumatz está relacionada con los dragones, con los cocodrilos y yacarés. Es, de nuevo, esa maravillosa imagen del cocodrilo dormido en el agua, silente y quieto, y lleno de vida, sin embargo. Potencia de acción pura. Sólo que está "cubierto de plumas verdes y azules", escondido bajo su traje, disimulado.
"Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento. Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán."
Durante la noche dos dioses conspiran para crear al hombre. De paso dan lugar a todo lo demás, encabezado por los árboles y los bejucos. Estos últimos son las plantas trepadoras de la selva, y en su sabia se encuentran muchos antídotos para venenos. Quizás hay una equivalencia entre las plantas, las "unas" y las "otras". Todo ser tiene su contraparte. Es increíble esa confabulación nocturna. Es muy sugerente esa imagen de dos dioses murmurando su plan entre ellos, como si quisieran esconderse de "algo". Recordemos que estaban en el agua "entre la claridad", y sin embargo, ya hay día y noche. Da la impresión de que estos dioses están preparando una rebelión en un contexto más amplio que no quiere mencionar nadie. Quizás siempre sea así: los dioses propios no son más que rebeldes de dioses anteriores, dinastías bastardas, herejías legitimadas.
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