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Mostrando entradas de junio, 2012

NUMANCIA 2

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  Siempre hay dos opciones: La que sucede y la que está a punto de suceder. Siempre.     El artista. El tullido. El ciego. El loco. El maricón. El contador. El fabulador. El cojo. El imbécil. El débil. El inútil. El estéril. El tierno. El genio. El imprescindible. La carne de cañón. La anomalía. La mutación. El tecnócrata. El sádico. El buen colono. El hombre con una responsabilidad. La vanguardia de la civilización frente a la barbarie. La raza. La razón. El gourmet. El progreso. Sí ntomas del hambre: los primeros días, claridad de pensamiento. Descargas de adrenalina en cuanto sospechamos que puede haber una fuente de alimento cercana. Durante ese tiempo el deseo de comer está constantemente presente. Después, se pasa. El primer efecto fisiológico llamativo es la caída de defensas de forma muy intensa: cualquier bacteria tiene un inmenso organismo vulnerable, lo que se traduce en infecciones y diarreas, que retr

NUMANCIA 1

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Preguntas . ¿Por qué seguimos aquí? ¿Por qué no huir? ¿Huir a dónde? ¿Para conseguir qué? ¿Y si nos quedamos? ¿Qué sucede si nos quedamos? Pienso en los emigrantes. En los refugiados. En todos los que he conocido y conozco. Recuerdo a los españoles de Argentina. Viejos españoles, gallegos, hijos de represaliados del franquismo que con apenas cinco o seis años salieron en barcos de aterrorizados privilegiados, mientras sus compatriotas quedaban encerrados en un matadero horrendo. Una cárcel gris, de muerte, de opresión, de tristeza. Recuerdo a esos ancianos en reuniones de activismo, con los ojos llorosos, muchos de ellos sin haber pisado la tierra que les vio nacer porque sus padres, antes de morir, les habían exigido no hacerlo hasta que en España hubiera una república. Y lo han cumplido. Se están muriendo sin haber pisado España, conservando un acento fantasmagórico, transmitido por sus familias, como un legado extraño, intangible. Pienso en los hondureños que he conocido. Pienso