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Mostrando entradas de 2013

Juan Belmonte, matador de toros

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De nuevo Chaves. De nuevo el tono, ese tono seductor, hipnótico, apasionado. Desde niño, un hombre del pueblo, una víctima, un español entre la miseria, un pícaro, un hidalgo, un luchador. Al final de su vida, un señorito, un latifundista, un conservador, un suicida. Le atraviesa la Historia por el cuerpo, cornada a cornada. El torero como metáfora. Aterrador. La única alternativa. La única opción. El individualismo cruel autodestructivo llevado al éxtasis. Al mismo tiempo, esa poética brutal de la dehesa y la luna, del hombre desnudo con una chaquetilla enfrentado a los cuernos de una bestia salvaje a la que nunca mata.  

Chocó

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Uno de los lugares del mundo donde más llueve. Costa a Pacífico y Atlántico. El sitio en el que se fundó una de las primeras ciudades postcolombinas en América, Santa María del Darién. Doscientos años después, en 1728, Barule, un esclavo, lideró una insurrección en el Chocó junto a los hermanos Antonio y Mateo Mina. Mucho antes de la proclamación de la independenca de Haití, hubo ya cimarrones en esta tierra. Crearon un palenque, una república de esclavos huidos. Eran 120 personas. A las pocas semanas llegó la represión del ejército español. Barule y los hermanos Mina fueron fusilados por el teniente Tres Palacios Mier. En 1795 Agustina, una esclava abusada por el esclavista Miguel Gómez, quien quería hacerla abortar, lo denuncia ante el juez Álvarez Pino, quien falla en contra de ella. Se quemaron casas y haciendas. El espiritu cimarrón seguía en pie. La rebelión entrañaba en muchas ocasiones la quema de las haciendas donde vivían los propios esclavos. Hay un elemento de desesper

Cosas que vio el Almirante

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: Un mástil de ciento veinte toneles; puñados de yerba recién arrancada; un cangrejo vivo, que se quedó él; leguas mal contadas, para que la lejanía no infundiera terror; un rabo de junco, que jamás duerme en el mar; y aguas más dulces cada vez, de las fuentes de El Paraíso. También vio los vientos contrarios agitarse entre las velas, y bien alegraron a todos, pues todos quieren volver. Un alcatraz, vio el Almirante, dato definitivo; y lloviznas sin viento, señal inequívoca; y un garjao, pájado de río donde los haya; y una ballena, que siempre anda cerca de la tierra. Y el Mar, que no otra cosa hay pegada a esa y a todas las tierras, costas y arenas,  vio el Almirante. Mar, Mar y más Mar. Y al otro lado, preciso e inminente, el Suelo Firme, anunciado de aire, adelantado por rabiforzados y peces golondrinos, por una caña, por un palillo labrado, por una tablilla, por una lumbre, candela titilante. Todo eso vio el Almirante.

El maestro Juan Martínez que estaba allí (Manuel Chaves Nogales)

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  Novela picaresca. Novela de perdedores. Novela de una realidad deformada y, por ello, aún más profundamente real. Aparece el viaje, la revolución, la miseria, la crueldad más obtusa, el mal. Al mismo tiempo, la aventura, el cosmopolitismo, la locura decadentista. Como toda novela picaresca es fuertemente secuencial, episódica. Una novela de novelas, de cuentos. Cuentos de personas, de grandes atrocidades y de pequeñas genialidades imbuidas de la magia de lo que sucede una vez y no más. Al leer este libro se tiene la sensación de acompañar a un héroe antiguo en sus extrañas peripecias, salvando el pellejo a cada minuto. La energía épica es asombrosa, y por ello, se convierte en una novela de lo cotidiano salida de las entrañas de la Historia. Es un libro que pone en evidencia todas las mayúscuas, que las ridiculiza por el poder de la vida y la supervivencia, y que, por contraste, convierte los giros de pequeñas vidas anónimas en fantásticas aventuras. Es un libro de Historia, de

Pequeños sabotajes

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La desidia es un sabotaje inconsciente. Un medio vivir. Un estar sin estar. Su fuente principal es la desconfianza radical hacia la acción colectiva. Cuando esa desconfianza se instala profundamente, sigue teniendo poder incluso en situaciones de ausencia de represión aparente. La construcción de un paradigma común, consensuado en puntos mínimos, es un acto colectivo de confianza y voluntad. En España esa construcción ha sido simulada, reconstruída, por medio del mito de la Transición. Lo que fue una negociación de élites y aspirantes en despachos del barrio de Salamanca de Madrid a altas horas de la madrugada, entre nubes de tabaco y ofertas que no se podían rechazar, se ha vendido como una épica construcción de masas ciudadanas. Ese deslizamiento, esa mentira, está en la base de nuestra realidad actual. Somos una comunidad simulada, que se sustituye a sí misma con una versión artificiosa y modulada por el poder en todo momento. El discurso es esquizofrénico, porque la sociedad espa

Walter y Ka

Alburquerque. Kars. Dos ciudades fronterizas. Con México una, con Armenia y Georgia la otra. Ambas en mitad de un desierto-estepa. Desolación y lejanía. La cultura es "eso" que viene a interferir, a molestar. Walter y Ka son dos ilustrados fallidos. El uno, profesor de secundaria en el instituto y el otro poeta exiliado en Alemania. Son dos buenos ciudadanos, sometidos a la opresión de los fuertes y a la desidia de sus iguales. Dos hombres tristes y entristecidos que, sin embargo, juegan sus vidas con habilidad. Ambos nacieron en los primeros años de la década de 1960. Están colgados en mitad de la Historia. No han dicho nada, y ya no van a tener tiempo de decirlo. Son conscientes de su nimiedad, de su insignificancia, y se encuentran con dos ámbitos peligrosamente "activos", dos espacios de gran energía: el narcotráfico y el islamismo radical. En contextos aparentemente lejanos, asistimos al mismo conflicto del hombre bueno occidental enfrentado a las consecuenci

Antonio Ramos Oliveira

Este tío estuvo allí. Leo el tercer tomo de su Historia de España, el que trata de la II República y el golpe fascista. Su estilo es lento, y lleno de datos, y aburrido por momentos. Sin embargo, explica con enorme precisión la encadenación de sabotajes que llevaron a la Guerra de Resistencia española. Es muy bueno su análisis de la ultraderecha, de sus fundadores y de sus principales poderes, las finanzas y la oligarquía agraria. Cuando se produjo el golpe militar y la guerra posterior Ramos Oliveira salió para Londres, como agregado de prensa, y después pasó el resto de su vida en México. Un exiliado. Pero un exiliado con contactos y conocimientos. Un gran intelectual antifascista.             Los logros de la II República: la reforma de la Salud, la Educación, y los proyectos de Obras Públicas. También se hizo una gestión honrada y eficiente de la Hacienda. En lo demás, buenas intenciones y mucha incapacidad. Enfrente, la oligarquía degenerada y la Iglesia.             En

"Fluyan mis lágrimas, dijo el policía", de Phillip K. Dick

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Año 1974. Novela sobre 1988. Realismo visionario a catorce años vista. En esa distancia inquitantemente cercana sitúa Dick gran parte de sus novelas y relatos. Catorce años. Desde nuestro presente, esta novela se ambientaría en 2027. Aparece siempre la televisión como un vehículo de alienación global. La policía controla a la población mediante la represión, la documentación exhaustiva, las drogas y la tele. Cuenta, esta vez, la historia de una estrella, no la de un perdedor. Esto no es muy común en sus obras. Pero este presentador vivirá la pesadilla de la desaparición social, del anonimato. Y ese es el tema: ¿qué sentido tiene el éxito en una sociedad en la que el éxito sirve únicamente al poder? ¿Qué es una élite? ¿En qué nos puede mejorar la genética? ¿En qué se basa nuestra identidad? ¿Somos algo aparte de lo que los demás aseguran que somos? ¿Borrará definitivamente la sociedad de la información la noción del "yo" independiente de las relaciones sociales?

El abogado del terror

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         Hay seres humanos llamados a no transitar la vida de forma apacible. Este tipo es uno de ellos. El espectáculo de su inteligencia es, en sí mismo, fascinante. Su posicionamiento y su capacidad de deslegitimación del sistema, también. Ambigüedad. Qué difícil. Sólo para adultos. El documental con el título de arriba es imprescindible. Y de paso, voy a volver a ver Múnich, de Sorkin/Spielberg.     - ¿Defendería usted a Hitler? - Defendería incluso a Bush. Siempre y cuando se declarara culpable.         Esa réplica vale como muestra del tono general de este hombre. Saltaba por la ventana llevándose el marco por el camino. Silvia Cattori : Usted conocía a Milosevic. ¿Qué sintió al conocer su muerte?   Jacques Vergès : Soy uno de sus abogados. ¿Qué sentí? Sentí indignación porque a todas luces es una muerte que se ha querido. Desde este punto de vista es un asesinato. Milosevic estaba muy enfermo. Le impusieron unas sesiones agotadoras q