La razón blindada, de Arístides Vargas




Hace unas semanas estaba en Villa Urquiza, cerca de Paraná. Estaba en casa de un amigo con una estupenda biblioteca teatral, y me sumergí en la lectura de La razón blindada. Recordaba que me habían hablado de la puesta en escena de Malayerba, que viajó por Europa durante el 2009. Yo no vi el espectáculo, y sólo conocía otra obra de Arístides Vargas, Nuestra Señora de las nubes.


La razón blindada cuenta la historia de dos hombres, De la Mancha y Panza, que se encuentran una vez a la semana y hablan y se cuentan cosas sobre el mundo y ellos mismos. No está claro donde se encuentran, pero sí que no pueden salir de allí y que las condiciones son duras. Es una obra magnética, llena de diálogos perfectos y de imágenes deslumbrantes y desgarradoras. Bajo la apariencia de ese diálogo subyace muy acertadamente la presencia de El Quijote, y de las penurias de su autor.


Después, leyendo un poco más, descubrí que Vargas se había inspirado también en un hecho real: las entrevistas que su padre tuvo durante años con su tío Chico, detenido en el penal de Rawson desde 1975 hasta 1983. Anualmente ambos hermanos compartían unas horas de conversación. A los presos únicamente se les podía ver una semana al año. En realidad Vargas habla también de las funciones semanales que los presos se hacían para sí mismos: dos actuaban y otros dos "hacían" de público. Vargas cuenta que le inquietó e inspiró esa increíble necesidad de hacer teatro por parte de los cuatro "actantes": los dos actores y los dos espectadores.



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