"Krapp, la última cinta magnética", de Samuel Beckett
Sala Cunill Cabanellas, del Complejo Teatral San Martín. Función del miércoles 10 de febrero de 2010
Un anciano se enfrenta a sus propias ilusiones grabadas treinta años atrás. La esperanza, su enemiga, se cuela en ese retorno a los treinta y nueve años. Krapp volverá a grabar una última cinta magnética, con la que despedirse, ya sin fuerzas para continuar pero sin valor para terminar.
Gené construye una atmósfera de pérdida y absoluto, un no lugar en el que este personaje-poema se muestra en su turbulento y descarnado naufragio. Es un naúfrago martirizado por la esperanza, por el acecho de la vida, tozuda y absurda.
La poética claustrofóbica y limítrofe del texto de Beckett llega perfectamente encauzada, a través de la partitura de movimiento y de la caracterización de Santana. Este rito cioranesco -maravillosa la cita del programa de la rata escarbando la tapa de un ataúd- está más allá de la emoción. Casi como continuación del documental chileno que comentaba ayer, el espectáculo ahonda en la podredumbre del hombre enfrentado al tiempo. Crueldad sin concesiones. El espectáculo es muy bello de factura, con imágenes detenidas y tiempos muertos perfectamente utilizados. Una lección de teatro imposible, de dramaturgia del horror.
Traducción, voz de la introducción y dirección: Juan Carlos Gené
Intérprete: Walter Santa Ana
Voz que canta: Livia Fernán
Coordinación de producción: Gustavo Schraier
Asistencia de dirección: María Leiva / Alejandro González
Consultora literaria: Laura Cerrato
Música: Luis María Serra
Iluminación: Miguel Morales
Escenografía y vestuario: Carlos Di Pasquo
Los textos de la introducción pertenecen a Samuel Beckett.
Duración: 60 minutos
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