El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez

Novela de amor. Novela sobre los recuerdos, sobre la buena sociedad caribeña, sobre el romanticismo, sobre la obsesión de los amantes, sobre la mujer, sobre la resistencia, sobre la literatura como veneno. Derrocha humor y una prosa absolutamente deslumbrante. Lo que hace este tipo con el castellano es asombroso. Cada párrafo es un placer sensual. Ritmo, exactitud, sentidos delicados, desplazamientos constantes  que nos hacen cómplices. García Márquez juega a eso, a hacernos partícipes de un club de lectores hedonistas. La buena prosa, como la buena música, nos hace mejores por su propio poder de ensoñación y armonía. Leer esto es puro placer literario, más allá del sentido de la fábula, que es hermosa. La trama está cosida con piedras preciosas, y la lectura se convierte en un mecimiento, en un viaje a un mundo mejor, en el que los dolores y las desgracias tienen otro cariz, menos severo, más humano. Hay una expresión que recorre todo el argumento: "los hechizos de la costumbre". Y la textura de la prosa nos produce exactamente eso. Cuando llevas veinte páginas leídas sientes que llevas haciéndolo toda tu vida, como si no se pudiera escribir de otra forma, como si esa fuera el modo inevitable de usar el idioma.

En relación al cólera hoy, la misión médica cubana afirma que el origen de la epidemia que asola estos días Haití es de procedencia nepalesa. Bueno, la misión cubana fue la primera en decirlo. La ONU lo estuvo negando semanas, pero ya no hay manera de negar la evidencia. La cepa del virus es la asiática, y tiene que ver con los soldados desplazados en el marco de la misión de la ONU. Ahora mismo hay 1,3 millones de haitianos viviendo en tiendas de campaña. Ellos son los más expuestos a la epidemia. Los haitianos no están inmunizados porque hace más de cien años que no había cólera en Haití, y la cepa que les ha llegado es completamente nueva. Lo curioso es cómo se da la noticia en la BBC, por ejemplo, en la que hablan del río a través del cual se ha extendido la epidemia. Es junto a ese río que está establecida la misión nepalí. En Nepal el cólera es una enfermedad endémica, lo cual significa que los nepalíes están más o menos inmunizados contra ella. El brote empezó el 21 de octubre. Pero nadie habla del origen de la epidemia. El origen de las epidemias contemporáneas suele ser un misterio, como si a los epidemiólogos no les interesara saberlo, o cuando lo saben nadie sacara conclusiones ni tomara nota de ello. Según las informaciones de los medios occidentales, el brote de cólera ha surgido sin más del río, y culpan a los malos hábitos higiénicos de los haitianos de la expansión. De hecho, insisten en que es la misión de la ONU la que los está enseñando a lavarse las manos y guardar la asepsia necesaria. Pero sin embargo, se sabe que en el campamento nepalí había una fosa séptica rota, y a su alredero infinidad de heces. Y el numero de soldados nepalíes desplazados a Haití es de ¡12.000!, y sin embargo, Nepal es uno de los países más pobres del mundo, con una renta per cápita cercana a los 1100 dólares y con la mitad de la población en la indigencia. Pero Nepal está muy interesada en los capitales extranjeros, y busca desde hace veinte años hacer amigos poderosos. Su misión en Haití está allí para hacer méritos. ¿Cómo? Estando presente en uno de los pocos países más pobres que ellos, "ayudando". El conjunto tiene un punto surrealista y cómico en la tragedia, como las novelas de Koestler. La estupidez del mal llevada a su extremo. La ONU es una especie de monstruo loco y buenazo que te mata en cada abrazo. Esa idea es aterradora. Un enorme monstruo amoroso, cargado de armas, de enfermedades, de desgracia, que quiere hacer el bien. Es un quinto jinete apocalíptico, el jinete idiota, el jinete bueno, el jinete más mortal de todos.  

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