Gan Ying, año 97

El año que llegué a las fronteras de Dan Qin se cumplían 850 de la construcción de la ciudad que le da nombre al Imperio. Al oeste del mar se encuentra este enorme poder, lleno de ciudades amuralladas en piedra y caminos perfectamente asentados. Mi señor Ban Chao me hizo volver, y yo obedecí, sin llegar al pais central de este mundo en Occidente.

Las dimensiones de este poder son de varios miles de li, y se tardaría años en cruzar de una punta a la otra. Me contaron que en su extremo de poniente se llega al fin del mundo, donde acuden a descansar los dioses cuando se cansan de ser dioses. Sus reyes no son figuras permanentes, y son escogidos por ser hombres dignos y supuestamente cabales. La población es alta y fuerte. La tierra ofrece oro y plata, y bordan tapices y damascos de muchos colores y fabrican una tela pintada de oro y otra que permanece intacta incluso después de ser quemada.



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