Juan Belmonte, matador de toros
De nuevo Chaves. De nuevo el tono, ese tono seductor, hipnótico, apasionado. Desde niño, un hombre del pueblo, una víctima, un español entre la miseria, un pícaro, un hidalgo, un luchador. Al final de su vida, un señorito, un latifundista, un conservador, un suicida. Le atraviesa la Historia por el cuerpo, cornada a cornada. El torero como metáfora. Aterrador. La única alternativa. La única opción. El individualismo cruel autodestructivo llevado al éxtasis. Al mismo tiempo, esa poética brutal de la dehesa y la luna, del hombre desnudo con una chaquetilla enfrentado a los cuernos de una bestia salvaje a la que nunca mata.
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