En los pasillos, y Herbert, dirigidas por Thomas Stauber

He visto estas peli por casualidad, como casi todas. Más bien gracias a la intuición de alguien más listo que yo. Qué enorme placer descubrir gran cine en madrugadas de invierno.

Comienza como una peli de Kaurismaki, y se va haciendo más compleja y rica. Una versión contemporánea de Woyzeck. La picadora de carne de la modernidad postmoderna. Lo que Buchner intuyó antes de todo, reproducido después de todo. 

Actores maravillosos en un universo de cuento. La caída de la Alemania soñada que nunca fue. Un grupo de camioneros convertidos en reponedores de supermercado. Las aspiraciones rotas de los que un día quisieron volar, y que ahora se deslizan entre enchufe y enchufe. Las heridas de un futuro truncado. De un pasado truncado. De vidas rotas y acabadas. 

Bruno, el personaje interpretado por el enorme Peter Kurth, termina lo que no se atrevió a hacer en Herbert, la primera peli de Steuber. Aquel boxeador reconvertido en matón se reencarna en este tierno excamionero que cede el testigo de su impotencia a una nueva resma de carne de cañón.

Nunca hubo unificación. Alemania rota. Alemania triste.
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