Sobre el materialismo dialéctico... de Stalin

1938. El Jefe de Estado más poderoso del planeta publica sus reflexiones y conclusiones sobre la ciencia histórica que le ha permitido a él y al resto de bolcheviques configurarse como una victoriosa vanguardia revolucionaria. El éxito económico y social de la URSS se da por sentado incluso entre sus enemigos. Tras años de catástrofes sociales y ascensos de opciones totalitarias, hasta los países capitalistas occidentales copian instituciones y proyectos soviéticos. La represión interna y externa es justificada por todo el mundo, incluidos, insisto, sus enemigos. Para Stalin la Historia funciona como un mecanismo de ingeniería, y él y sus compañeros han entendido cómo funciona. Y además, llevan veinte años haciendo funcionar el artefacto, con resultados palpables evidentes.

Creo que hay una relación con Hegel y la dialéctica similar a la relación barroca entre libre albedrío y determinación. La vanguardia revolucionaria y las acciones del partido actúan como el libre albedrío. La relación entre condiciones de producción y relaciones de producción y poder político operan como la predeterminación cósmica del idealismo.

Stalin era un tipo fino e inteligente que se entrega a su narcisismo intelectual y termina cegado por su propia exaltación mecanicista. El proceso es muy interesante y él mismo lo cuenta, no sé con qué grado de consciencia. En el fondo es la historia de un paranoico al que la realidad le da la razón en todos los frentes.

Este librito cuenta la aventura intelectual de un marxista que se enfrenta a la realidad y la vence, y como esa victoria le vuela el seso. Partamos de la base de que para los comunistas ortodoxos no operan condicionantes metafísicos o morales, y entenderemos mejor lo que sucedió. Es la época de El Trabajador, de La Rebelión de las Masas, de Mi Lucha... Una especie de resaca absurda del funcionalismo positivista del XIX. 



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