Camilleri

89 años. Novela negra. Montalbano, hermano bastardo de los otros bastardos: Carvalho, Jaritos... Una Sicilia especular, que es Italia, que es Europa, que el Capitalismo. Una sociedad enferma que continúa su historia entre la podredumbre. Crímenes que son representanciones, performances de una isla. La muerte de Amalia Sacerdote, La voz del violín... Novelas agradables, relajantes. Entre la sangre, la extorsión y la catástrofe, la vida en la isla continúa. Élites extrativas, jueces corruptos y miedosos, directores de periódicos que son profesionales de las relaciones públicas, banqueros en la sombra que controlan todo, diputados y senadores que son máquinas perfectas de trasladar las órdenes del poder real, jefes de policía que son políticos... La sensación global es que el capitalismo de amiguetes lleva funcionando en Sicilia desde la noche de los tiempos con envidiable salud. Mientras tanto, continúan también la pobreza y la opresión de un pueblo al que Camilleri ama desde una inquietante distancia. Pertenece a la vieja guardia, ajena al sentimentalismo liberal paternalista. El "pueblo" no existe. Existen las personas, y en su gran mayoría son copartícipes de la catástrofe civil y democrática. Al mismo tiempo, sus vidas son ricas y hermosas, llenas de relaciones humanas, de conflictos reales, de placeres inmediatos.

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