Con tan grande extremo procuran cumplir con las obligaciones de la representación por tener a todos contentos que, estando yo en el vestuario algunos días que había muy poca gente, les oía decirse unos a otros que aquellos son los días de representar con mucho cuidado, por no dar lugar a que la tristeza de la soledad les enflaquezca el aliento, y porque los que están allí no tienen la culpa de que no hayan venido más, y sin atender a que trabajan sin aprovechamiento se hacen pedazos por entretener mucho a los pocos que entretienen”. 

El día de fiesta por la tarde, Juan de Zabaleta (hacia 1659)

Hermoso y melancólico momento de mi profesión. Hoy lo leí y pensé en esas funciones absurdas que te hacen mejor actor.

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