Combatientes en la sombra, de Robert Gildea
Tradicionalmente se ha establecido el nacimento de la ultraderecha francesa en la Guerra de Argelia y las superpuestas crisis que dicho conflicto provocó. Este libro demuestra que todo viene de mucho antes, y que casi a la par -si no por delante, en cuanto a adhesión popular-, el pensamiento reaccionario ha atravesado Francia y enfrentado a las tradiciones liberal y socialista desde la misma Revolución de 1789. Gildea expone con crudeza cómo la mayor parte del pueblo francés fue abiertamente colaboracionista y favorable al exterminio judío y comunista patrocinado por los nazis. No es posible aferrarse más al mito del miedo extremo o de un pueblo conspirando secretamente contra el invasor. La colaboración francesa mayoritaria con el proyecto hitleriano es muy difícil de rebatir, y tenía expresiones anteriores a la propia ocupación alemana, que fue vista por los sectores conservadores como una inmejorable oportunidad de liquidar a liberales y socialistas -entendiendo socialismo en un sentido de "izquierdas", desde el anarquismo al socialismo republicano-. De hecho, durante casi tres años el proyecto funcionó, y el precio a pagar eran trabajadores franceses para las fábricas de armamento alemanas, un precio que la mayoría de la población no consideró excesivo. Implícitamente se entendía que se estaba realizando un necesario disciplinamiento de esa clase obrera que en 1936 había tomado el poder mediante la configuración del Frente Popular. Sí les pareció excesivo a esos mismos jóvenes trabajadores, que abandonaron sus vidas y se "tiraron al monte" en parte por convicción, y en parte porque sabían que el futuro que les esperaba en las fábricas alemanas no era muy prometedor. En el mismo sentido se comportaron los judíos huidos del resto de Europa y los republicanos españoles. Aquellos que renunciaron al exilio americano o que les resultaba imposible acceder a él se convirtieron en soldados formidables, dado que no tenían a dónde volver y entendieron el mundo como un único escenario de lucha contra el fascismo.
Esa triple alma política francesa -reaccionaria, liberal y de izquierdas-, se manifiesta en la constitución y desarrollo de la Resistencia francesa, que queda retratada como un movimiento muy minoritario y tardío de europeos comprometidos con la Libertad y la Revoución -así, en mayúsuculas-. Es un descubrimiento subyugante encontrar a tanto judío polaco y alemán y a tanto republicano español en la primera línea. Al leer este tipo de relatos se aprecia el carácter generacioanl y fundacional que para muchos izquierdistas y revolucionarios tuvo la Guerra de España.
Del libro sobresale la figura de De Gaulle, que queda retratado como una bizarra amalgama de oportunismo, testarudez, visión, mezquindad, genialidad y narcisismo infantil que caracterizará a gran parte de los posteriores presidentes franceses. Hay algo de De Gaulle en Miterrand, y en Chirac, y en Sarcozy. Es muy gracioso cómo Gildea rastrea todo el trabajo de manipulación gaullista para hacer de la resistencia un fenómeno "francés", "masculino" y "militar" y, sobre todo, "más allá del comunismo".
Aquí, una conferencia del propio Gildea explicando cómo ha construido este espectacular ensayo:
https://youtu.be/qtK2WbQ4x3g
Aquí, una conferencia del propio Gildea explicando cómo ha construido este espectacular ensayo:
https://youtu.be/qtK2WbQ4x3g
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