Teoría Kink Kong, de Virginie Despentes

"Pretender que los hombres y las mujeres se llevaban mejor antes de los años setenta es una contraverdad histórica. Nos frecuentábamos menos, eso es todo".

Imagen relacionada 

Estilo violento, divertido, humórístico, sarcástico, tóxico. Lectura fácil y que arrebata. Libro de perdedoras y perdedores. En el fondo, otro libro de celebración de la globalización sarcoziana. Neoliberalismo disfrazado de furia. Furia consumista. Furia suicida. Furia festiva. Houllebeq and co.

Un libro sobre las trampas. Sobre cómo el feminismo de los 70 cae todo el tiempo en las mallas de un sistema heteropatriarcal que garantiza el error del que busca la libertad. "El juego está trucado", que decían en el Baltimore de The Wire. Da igual lo que hagas, mujer, porque lo haces mal, empezando por las formas de emancipación. Y para eso los señores somos unos genios, para explicarle a nuestras compañeras todos y cada uno de sus infinitos errores. Para eso estamos nosotros. Para explicarles por dónde no se puede ir, y para explicar también porqué no funciona la lucha. Para explicar, en general.

Despentes da una de cal y una de arena. Busca al público masculino. De hecho, yo estoy leyendo el libro y todavía no he sentido ese hachazo al privilegio que siento en cada lectura feminista. En esta ocasión hay refugio, a pesar de lo incendiario del discurso. Ambigüedad calculada. Me recuerda a Zizek. Este libro fue un éxito brutal de ventas. Normal. Ayuda a no entender nada en mitad de un montón de fuegos artificiales. Como hombre machista me encanta, claro. Se siente uno de puta madre leyendo esto.

Ejemplo de lo anterior. Cuando quiere hablar de una sociedad fascista, Despentes habla de un regreso a la maternidad total. El ciudadano de un estado democráticamente decadente es un bebé con el pañal limpio y a salvo de amenazas exteriores. Esa decadencia asume una época anterior más libre y autónoma, imagino. Una vez más, la nostalgia gaullista. Y volvemos a lo maternal. Curiosa esa forma de atraer a lo femenino la presencia del ejército en los barrios periféricos de Francia donde la policía no puede mantener el control sobre los descendientes de emigrantes magrebíes condenados por el mal disimulado apartheid francés. Toda esa virilidad neoliberal aparece, por arte de magia, condensada en la imagen de la maternidad total. Una artista, Despentes. Al final, la culpa va a ser de Fidel y de Simone. Tengo páginas suficientes para comprobarlo.

La exaltación de las virtudes maternales por parte del Estado anuncia un advenimiento fascista. Es un punto de vista interesante. Sesgado y sospechosamente machista, pero no se le puede negar potencia. Es seductor. Aúna psicoanálisis y política. Muy jugoso. Como lector te sientes listo. Te sientes libre. En pocas líneas se condensan muchas ideas, como en un poema. Hijos de Foucalt.

Interesante resumen del patriarcado fordista: el cuerpo de las mujeres pertenecía a los hombres. El cuerpo de los hombres pertenecía a la empresa, en tiempos de paz, y al Estado, en tiempos de guerra.

Muy buena la imagen de caracterizar el feminismo como "un deporte de ricos", como si fuera golf, frente a los buenos y sanos deportes proletarios, como el fútbol. A esto se añade que el machismo es una opresión especialmente "poetizada". A través del amor cortés y continuaciones, los hombres hemos conseguido una estetización asombrosa tanto del amor romántico como del sexo pagado. El machismo es una forma de dominación especialmente elaborada en lo estético, sobre todo por medio del taxativo método de censurar cualquier alternativa a ese mensaje dominante. Triunfar con la ayuda del Estado siempre es un pelín más fácil. Es decir, el machismo es, al mismo tiempo, popular y esteticista. Impresionante.

"La virilidad tradicional es una maquinaria tan mutiladora como lo es la asignación a la feminidad". La de arena. No puede dejar pasar más de un párrafo sin hacerlo. Ventas mandan.

Despentes habla del "cuerpo social" con total naturalidad. Nunca sé si es irónico o cree en ello.

"El capitalismo es una religión igualitarista, puesto que nos somete a todos y nos lleva a todos a sentirnos atrapados, como lo están todas las mujeres". Si los machirulos entendiéramos bien las connotaciones de esa frase dejaríamos de ver el feminismo como una "distracción de la lucha", y entenderíamos su absoluta capacidad revolucionaria. Pero no nos da.

En el Génesis se habla de dos violaciones. Primero de la de Dina, hija de Jacob. Siquem la viola y después pretender casarse con ella. Los hijos de Jacob dicen estar dispuestos a perdonar la falta si los cananeos se circuncidan y les entregan, a su vez, a sus mujeres. Pero después de hacerlo los pasan a todos a cuchillo a traición. La violación no puede ser perdonada. Jacob, el viejo, se lamenta, porque entiende que esa falta de escrúpulos en la "negociación" y la venganza brutal que han realizado sus hijos le resultará fatal. Otro momento en el que se habla de violación es en relación a José y la mujer de Potifar, el jefe de la guardia del Faraón. Esta mujer acusa a José, que sirve como criado en la casa, de intentar violarla, después de que él se negara a acostarse con ella. Es un ejemplo de falsa denuncia de una mujer despechada que, literalmente, se queda con las ropas de José cuando él huye de ella.

Despentes analiza la prostitución y la pornografía y aboga por el clásico liberalismo negativo de la derecha republicana francesa disfrazado de radicalismo postmoderno. Houllebeq y Zizek. Las coincidencias son numerosísimas.

Este libro se vende como un libro de teoría feminista, nada menos.

Ella misma cuenta cómo se rebeló contra sus padres de clase obrera, fuertemente politizados. La supuesta cultura punk rock opuesta a la aburrida lucha obrera de Nancy y los mineros. Ella estaba interesada en su vida, en su proyecto personal. De hecho, en todo lo que rodea a Despentes se nota un fuerte halo de interés marketiniano. Estoy leyendo una entrevista en ¡Jot Down! Habla en ella del conflicto entre la "ética del trabajo" y la suya  propia. Es decir, el oportunismo arribista frente a los obreros pringados que todavía al principio de los años 80 creían que el mundo podía ser susceptible de transformación. Y esta traición subyace al libro. Ni feminismo ni hostias. Teoría King Kong es el libro de una arribista con hambre de reconocimiento y dinero. Solamente una sociedad tan lela como la actual puede haber comprado esta mierda como un ensayo feminista. La entrevista que estoy leyendo se hace en la sede de Random House en Barcelona. Es decir, en la sede de la editorial más grande del mundo. Una subversiva, la piba.

Es curioso lo de su internamiento a los 15 años, que la conecta con Artaud, al que cita para destrozarlo -y con razón-, y con Foucault. Hay en el ensayo un fuerte aroma antipsiquiátrico que le dota de una energía tremenda. De hecho, el concepto de "potencia" está muy presente, y parece que a ella le interesa mucho. La potencia. Nunca he sabido qué significa eso. Y yo mismo, en la época en qu ese publicó el libro (2006) recuerdo que lo utilizaba. Curioso. Nietzsche colándose como un  fetiche maloliente.

Si Teoría King Kong es un intento de hablar de su violación, ¿por qué se dedica en el ensayo a defender la prostitución y el porno? Es extraño y paradójico, y tremendamente relajante como hombre. De algún modo sabes que "por aquí" nunca te van a hacer daño, y te divierte que esta francesa alta y "potente" despliegue su vocerío incongruente. Cuando Despentes afirma que para superar la violación ejerció tres años como prostituta, y que eso la empoderó, la liberó y la ayudó a curar, uno se queda flipando. Más que nada porque contradice cualquier análisis conocido al respecto, pero la experiencia es suya y suya la vida vivida. Inevitablemente uno piensa en Sade y en Justine, y en cómo a los hombres nos viene de perlas que una escritora inteligente y fuerte reafirme todos y cada uno de nuestros puntos de vista, sobre todo si al final de cada  capítulo nos insulta un poco.

"Nunca trabajé mucho. Trabajaba yo sola con Minitel, también trabajaba sola en un salón de masajes eróticos, con happy end, y cuando iba a París trabajaba en un peep show. Lo que me pasó fue que en Lyon todo iba de maravilla, pero a París, a principios de los noventa, empezaron a llegar las rusas, que trabajaban más por menos dinero y eran guapísimas. Pensé: mierda. La prostitución tiene mucho que ver con la raza y yo era una de las únicas blancas de ojos claros, con lo que nunca me faltaban clientes. Casi tenía el monopolio del asunto. Pero la llegada de las rusas lo complicó todo."

La prostitución tiene mucho que ver con la raza... Salvaje. Es salvaje. Y estrictamente neoliberal. La hija de los obreros de Nantes se encuentra en París en el mismo prostíbulo que las hijas de los trabajadores soviéticos. El muro cae. Empieza la fiesta.

"Quizá aquí es diferente, pero en Francia el asunto de la raza se nota muchísimo, porque cuando entras en los libros es un mundo 100% blanco. Francia como país es una mezcla total, pero entras en el cine, en la televisión, en la literatura, la prensa… y son mundos completamente blancos. Todo esto se mezcla, pero resulta obvio que no puedes pensar el feminismo fuera de la clase social o fuera de la raza hoy en día."

Francia y su apartheid de baja intensidad.

Atención a pregunta y respuesta. Kiko Amat y Virginie:

Jah Wobble, de Public Image Ltd., me dijo una vez que en el East End él nunca había visto problemas raciales y muchos de sus amigos eran jamaicanos o pakistanís de segunda generación, hasta que la tercera y cuarta generación de inmigrantes dejaron de ir al pub y empezaron a ir a la mezquita. ¿Cómo ves estas nuevas tendencias radicales?

Es muy complejo. Para empezar, entiendo totalmente la rabia y entiendo que busques algo que te genere una identidad positiva porque no puedes únicamente definirte con un «entro en la cárcel o no entro en la cárcel», porque hasta el momento la única institución que hablaba directamente con ellos era la cárcel, y ahora tienen otros interlocutores y todo eso lo entiendo muy bien. Entiendo también que a nivel mundial parece que los musulmanes tienen un papel que no tenían antes, pero francamente y a nivel personal me hubiera gustado que vinieran con alguna otra cosa que no fuese religión [sonríe]; con un marxismo revisado, por ejemplo.
Primera vez que la leo hablar de marxismo. ¿Y para qué? Para recriminar a los putos magrebíes que vayan tanto a la puta mezquita. Flipante. En cualquier caso, hace una crítica muy divertida a los antiislámicos franceses. Según ella, Houllebecq y el resto de tarados lo hacen por miedo a las pollas de mayor tamaño de los africanos y sus descendientes, que tienen más huevos y están mejor dotados que ellos, que parece que les falta una cocción y que se les van a quebrar los huesos en cualquier momento.





 






Comentarios

Entradas populares de este blog

Mateo, de Armando Discépolo

Una estación de amor, de Horacio Quiroga

El joyero, de Ricardo Piglia