Contar es escuchar, de Ursula K. Leguin
El talento. Una sabia. El modo en que destruye a los machirulos absurdos que la condenaron en vida a mil periferias es una lección de lucha y estrategia. Una maestra. La putada es que la colección en la que está impreso el libro es un desastre, llena de señoros absurdos que querían figurar en una lista junto a Darwin, Dickens y K. Leguin. Patéticos y oportunistas. Lo de siempre.
Dentro del libro hay de todo, pero sobre todo una capacidad de análisis maravillosa. La sabiduría de una novelista y de una antropóloga que, además, es una humanista. Tiene el ritmo y la sutileza de los ilustrados. Es de las lecturas más placenteras que he tenido en años. Como hombre te descompone, te obliga, y sientes esa risa malvada de la compañera que es mucho más inteligente que tú pero que no tiene gran interés en demostrártelo. Se agradece.
Le Guin es admiradora de Jose Saramago, de Emile Bronté, de Jane Austen, de Shakespeare, de Grace Paley, de H. L. Davis’s.
Le Guin es admiradora de Jose Saramago, de Emile Bronté, de Jane Austen, de Shakespeare, de Grace Paley, de H. L. Davis’s.
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