Arrebato patriótico

Esta aldea porcina regurgita reacción 
con cada nueva ola de indignidad.

Hemos hecho de la rendición 
una artesanía precisa e insistente,
un puré pestilente que se derrama
sobre la luz de los pueblos. 

Acudimos a la llamada de cualquier amo, solícitos,
para entregarnos en la llama del privilegio ajeno,
de la libertad del que todo lo tiene y todo lo roba.

Somos cuna de la obediencia ciega a toda abyección,
al imperio más minúsculo, al tirano más atrabiliario.

Sobre los restos de comunas y luces esta babosa mediocre 
se desliza a través de la Historia, en busca 
de ignotas humillaciones, de insultos frescos y salivares.

Monos tristes perdidos en un Amazonas de miedo y obediencia.



 

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