El viaje del elefante, de José Saramago

Deliciosa excursión. Prosa espectacular, que se disuelve y juega. Fantástica y divertida. De Lisboa a Valladolid y de allí a Viena. Cruzamos el Duero, los Alpes y el Danubio. Nieves y caminos. 1552. Trento. El Imperio. Portugal. El ridículo. Lo humano. El cornaca, conductor y cuidador del elefante. Juan III y el Archiduque de Austria. Sus respectivas mujeres. El comandante portugués. Fanfarrones, coraceros, lágrimas, milagros... Hermosa introducción a un tiempo desde una distancia brechtiana. Maravilloso libro.


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Mateo, de Armando Discépolo

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El grotesco argentino es un género continuador del sainete criollo, al que completa y supera. Lo que eran historias eminentemente cómicas se vuelven más dramáticas e interiores; los personajes se hacen más complejos, incorporando el naturalismo europeo, y la configuración del lenguaje y del espectáculo se hace más ambiciosa. En ese ámbito se desarrolla el trabajo de Armando Discépolo.  Mateo es una obra que reúne muchos de los elementos del genéro, y es uno de sus clásicos. Toca los temas preferidos del autor: un sistema económico condenatorio, la unidad familiar amenazada, la oposición entre juventud y senectud, modernidad y tradición, moralidad y éxito exterior, autenticidad y acomodamiento social, debilidad y poder... Su lectura nos conecta con referencias posteriores de sobra conocidas, como El ladrón de bicicletas o La muerte de un viajante . La inspiración está en las novelas de Zola, en el melodrama italiano, en el sainete criollo mencionado, en Pirandello y la comedia ita
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Una estación de amor, de Horacio Quiroga

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El joyero, de Ricardo Piglia

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