Leyendo a Eliade

La gran conquista indoeuropea afecta a todas las culturas, a todos los pueblos. Llevan con ellos sus obsesiones: el oro, como concentración del fuego; la idea de la fecundación promordial, realizada por el fuego sobre un ámbito acuoso; la idea del nacimiento y del renacimiento a través del agua -y su relación con lo femenino-; la exaltación del caballo y el carro, la identificación del guerrero con su caballo y su consecuencia última: el sacrificio de caballos -máximo tabú, máximo sacrifico-. 

La religión griega es pesimista. Sólo confía en el presente. El pasado es legendario y positivo. El futuro es la nada. El presente es sufrimiento y fugacidad. Conclusión: vive rabiosamente en el presente. Era una religión muy ineficaz como catalizador social. No se es demasiado productivo si únicamente piensas en el presente. Por contra, la religión irania -influyente en todo el Medio Oriente- es esencialmente positiva, mesiánica. Es constructora de mitos a futuro, creadora de imperios. Democracia vs. Imperio. La democracia valora el hombre de hoy, el que está vivo hoy. Las personas tal y como las vemos y las conocemos. El imperialismo mesiánico -y todas sus derivaciones- piensa en la productividad a la largo plazo, en la acumulación, en la justificación del martirio. Esas eran las ideas que repugnaban a los griegos clásicos, que las consideraban propias de bárbaros.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mateo, de Armando Discépolo

Una estación de amor, de Horacio Quiroga

El joyero, de Ricardo Piglia