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Mostrando entradas de noviembre, 2019

Las doces moradas del viento, de Ursula K. Leguin

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Retrospectiva de cuentos de 1975. Deslumbrante.

The skull, de Philip K. Dick

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Lo leí hace años. Al volver a hacerlo ves las costuras de las estrategias de Dick. Es verdad que es un cuento de 1952, cuando Dick tenía 24 años y estaba empezando. Es interesante porque ya se ven los intereses sobre el cristianismo y su fobia al macarthismo y el anticomunismo. Hay paradoja temporal y es habilidoso y efectista. Muy Dick. Mola.

La media noche, de Valle-Inclán

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En abril de 1916 le mandaron de corresponsal al frente. Allí dice haber volado sobre Verdún y desarrolla toda una visión de la guerra a partir de esa supuesta experiencia física que casi nadie se cree. Y ese es el problema de Valle-Inclán, que al cabo de un siglo nadie le cree. El payaso se comió al poeta. Pero el relato está muy bien. Y la visión de la guerra es original. Mira la guerra como la mierda purulenta y embarrada que es.   Tanto Valle como Unamuno tuvieron claro su apoyo a los aliados y la incomodidad que les provocaba la falsa neutralidad española. De hecho, fueron un par de artículos de Unamuno los que le costaron una condena a dieciséis años de cárcel por delito de lesa majestad contra Alfonso XIII y su madre María Cristina de Habsburgo en relación a la querencia pro-eje de la corona. Pío Baroja, en cambio, no ocultó sus simpatías germanófilas. En general, el país se dividió. Apoyaron a los aliados los republicanos y liberales, y a las potencias del eje los c...

2 B R 0 2 B, de Kurt Vonnegut

Clasicazo. Se adapta en muchas escuelas de cine. Distopía limpia y perfectamente construida sobre el control de población y la paranoia eugenésica. Es un cuento de 1962.  La vida de Vonnegut es muy interesante. Recordó siempre a su niñera afroamericana, que fue quien lo educó. Su familia era de origen alemán. Se arruinaron en los años 20 y todo fue un desastre hasta el suicidio de la madre de Kurt. El la encontró en un permiso durante su entrenamiento previo a su despliegue en Europa la noche después de haberse suicidado con pastillas. Le tuvieron bajo vigilancia porque en el periódico de la universidad había escrito columnas pacifistas. Una vez en la guerra lo apresaron y estuvo detenido en un matadero de Dresde. Allí sobrevivió al bombardeo. El contaba que los alemanes no entendieron por qué bombardearon Dresde con esa saña los aliados, porque allí no había fábricas de armas. La verdad es que sí había fábricas de armas, y que Vonnegut -de origen alemán- hace como que no...