Aisha en el asador
18 de julio de 2016. Aisha empieza a trabajar en la cocina del asador de Galapagar. Madrid. Europa. No tiene contrato. Ni nómina. Ni Seguridad Social. Ni tarjeta sanitaria. Ni derechos. Apenas existe. Apenas habla español. Tiene 36 años. Viuda. Un hijo en Marruecos. Trabaja cuatro horas de miércoles a sábado. Tres el domingo. El refuerzo perfecto: 380 euros al mes. En negro. Barato. Productivo. En el asador de Galapagar donde trabaja se venden botellas de vino más caras que su sueldo. 7 de octubre de 2016. La dueña le ha dicho que si sigue trabajando bien le harán un contrato y le arreglarán los papeles. No hay mejor motivación. Aisha está manejando la cortadora eléctrica. Es viernes. Hay mucho trabajo. Prisas. Un descuido. Se corta. Se corta mucho. Pierde el dedo. El anular. Aisha llora. Por ella. Por su dedo. Por su hijo. Por el dinero. Por el pasado. Por el futuro. La llevan al Centro de Salud de Galapagar. Allí...