En la orilla, de Rafael Chirbes
En un pueblo de Valencia está todo el siglo XX. Las traiciones y carnicerías, y sus consecuentes silencios y rendiciones. Todo. La larga marcha de una derrota repetida una y otra vez, como un eco de pesadilla. Chirbes lo mezcla con el barro, con el serrín, y con el ladrillo. Un marjal. Un pantano. La verdad tiene calidad lacustre y tóxica, habitada por seres microscópicos que se meten dentro de uno. La verdad es verdosa, maloliente, y anuncia muerte a su portador. El paludismo amarillo del huido, aterrorizado por las partidas de los padres de los futuros constructores de imperios frente a la costa. La mentira, por el contrario, tiene todas las cualidades de la falsa asepsia industrial: transparente, inocua, insípida, omnipresente. Esteban, el carpintero. El hijo del viejo republicano derrotado que anotó en el revés de los calendarios los pasos a la liberación que nunca se produjo: París, Varsovia, La Habana... Y el desconcierto: Praga y ese...